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Por qué no decirlo, al igual que ahora,
el chiquiteo ha sido siempre uno de los pasatiempos favoritos en el pueblo.
Ello explica la proliferación de tascas, bares y cafés, lugares todos ellos
propicios para las reuniones de grupos, pandillas y peñas.
Pero la hostelería comercial ha constituido una fuente segura de ingresos apreciable para las arcas municipales.
Programa de fiestas de San Cipriano, 1963.
Cabe
señalar, que la hostelería no era la única industria de O Carballiño
«En 1959 hay en Carballiño,
según el censo industrial, entre otras muchas, las siguientes industrias: 3
pastelerías, 21 zapateros remendones, 4 bordadoras, 41 modistas, 14 panaderías
con horno de cocer, 3 hojalateros, 13 carpinterías, 2 fabricantes de corchos,
11 costureras, 8 herreros con fragua, 11 sastrerías, 2 fábricas de licor, 4
fábricas de chocolate, 1 taller de reparación de acordeones, 3 fábricas de
gaseosas, 33 molinos, 1 fábrica de hielo, 16 negocios de fabricación de zuecos,
2 fábricas de cestos, 1 industria de fabricación de platos de madera para
pulpo... etc etc,» http://galicias.com/cronista/
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Pero la hostelería comercial ha constituido una fuente segura de ingresos apreciable para las arcas municipales.
Acta del pleno municipal de mayo de 1961 |
No pretendemos en este apartado agotar
la lista completa de los establecimientos abiertos en el pueblo en los años de
referencia. Citaremos, sobre todo, a aquellos con los que tuvieron relación la
mayoría de los protagonistas de esta crónica. Gente joven, con recursos muy
medidos, que solía jugar la consumición al chinchimoni.
Mientras existió el café Royal, en cuyo solar se construyó el edificio del banco Pastor, era uno de los establecimientos más concurridos, entre otros motivos, porque era el único con mesa de billar.
1 - Edificio en el que se encontraba la pastelería - café Royal, Hoy sede del Banco Pastor. |
Al cerrar El Royal, sus parroquianos aumentaron la clientela de los otros tres bares de la calle Principal, El Sobrino, El Peñasco y, enfrente, el de Manolito (padre de Pachi Vázquez), quien regentaba entonces el café del Neira
Café Sobrino (Pepe y su esposa Ester - segundo matrimonio por la derecha) (Potiños, página 81) |
1 - Café Neira, regentado en los años sesenta por Manolito Vázquez.
2 - Café Peñasco. (Miguel Anxo, p.45) |
El Chupete
fue durante bastante tiempo una de las tascas típicas más frecuentadas.
Bar Chupete. Años sesenta. Felipe López, Godoy, Paco Pallón, Pachó y Víctor Aspilche.
(Potiños, página 91)
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Con buen tiempo, se iba al Bodegón, al l que se accedía por un
portalón de la rúa de Rivadavia, a continuación del Hotel Carlos o por el callejón anejo al Cortés, en el que se encontraba también entonces la panadería Catro Olas. Al tiempo que se degustaba
su aceptable vino de cosecha, se podía jugar a la rana en el amplio patio de entrada.
La gente mayor frecuentaba el café Abraldes, en la Calle del Medio, detrás del
Peñasco.
1 - Café Neira. 2 - Café Peñasco. 3 - Café Abraldes. 4 - Taberna Chupete. (Miguel Anxo, p. 53)
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También echaban la partida el Lérida, frente a las gaseosas Adán, en la en la calle Norte, y en El Cabanelas, sito en la Principal, contiguo a la farmacia Fontaíñas.
Café Cabanelas. (Miguel Angel, página 38) |
Tan pronto como pudieron, muchos bares
instalaron la televisión.
La Región. Noviembre de 1963 |
El primero en tenerla fue el Auto Bar de Milucho Varona, en la esquina del Cruce de Ourense, por
poco tiempo porque enseguida cerró.
Fiestas de San Cipriano, septiembre 1963 |
Ya entonces estaba de rigor la tapa. La más apreciada para muchos eran los callos de Emiliano, cuya receta la traspasó con el negocio y perdura en la actualidad en el O Noso, el la rúa Carreira.
Emiliano con la familia al completo. (Miguel Anxo, p. 183) |
Eran merecidamente célebres los riñones
La Gazpara.
No desmerecía las cazuelas que
preparaba en el Manolito , Modesta Vázquez, la esposa del propietario, Severino, en la rúa Curros Enríquez.
La familia Fernández-Vázquez en el interior de su bar. (Potiños, p. 64) |
Y si lo que preparaban en el Pituxo resulataba apetitoso, lo que ofrecían en El Celia no le iba a la zaga.
Estos dos últimos, además de El Esclavo
y, en especial, de El Rogelia eran
los que acaparaban la casi totalidad de las bodas de entonces (por supuesto,
todas celebradas por la Iglesia).
EL ROGELIA
Charla con Lucita el 18 de julio de 2016
Lucita. Domicilio particular. Octubre 2016
Doña Lucía Valeiras y su difunto marido, don Juan
Romero, regentaron hasta la década de los ochenta el hotel-restaurante de su
propiedad, conocido en el pueblo como El
Rogelia. Lucita se ocupaba de la
cocina y Juan de la administración.
Rogelia era el nombre de la madre de
Juan. En un principio, Rogelia tuvo la taberna en una casa de la
plaza Mayor, propiedad de Jesús Garriga Cavo "O Moucho".
1 - El edificio, de una planta, pertenecía a los Garriga. |
Como el
local resultaba pequeño, Rogelia aceptó la oferta de Don Sinforiano que le
alquiló una casa en la Plaza de los Hermanos Prieto.
Al caer
enferma Rogelia, se hizo cargo del negocio su hija María.
Lucita
comenzó a trabajar en el Rogelia con
doce años. El trabajo era duro. Los suelos se fregaban de rodillas y el resto
de las faenas tampoco eran livianas.
Al poco
de casarse, Lucita y Juan emigraron a Venezuela. Al morir Rogelia, los
emigrados regresaron, compraron a los otros herederos la parte que les
correspondía, se hicieron cargo del negocio y lo modernizaron. Instalaron agua
corriente, equiparon la cocina y ampliaron el comedor para cien comensales. Con
el tiempo, tuvieron que alzar un piso a la casa y construir un nuevo comedor,
con luces a la Avenida.
Hotel Rogelia agrandado |
«La fama del Rogelia, comenta Lucita, se debía a que era un hotel familiar. Nuestros clientes se sentían seguros porque en caso de enfermedad, Juan se encargaba de llevarlos a su lugar de origen, ya fuera Pontevedra o un pueblo de Asturias.»
«No nos dio miedo la competencia, ni la del Calaprís, ni la del Celia, que desaparecieron a ir muriendo sus propietarios. En el Celia, se celebraban pocas bodas. También se celebraban algunas en el Pituxo, aunque era más más taberna que restaurante y no tenía clientes fijos.»
En primer plano a la izquierda, el Pituxo de los años sesenta. |
Casa Pituxo. Julio 2017 |
«Nunca estuvimos escasos de clientes. Teníamos lleno de mayo a octubre. Con la llegada del tren, se llenaba la casa de coruñeses.»
«Nuestros clientes eran gente seria, aunque es verdad que los del hotel Carlos era gente más escogida.»
Hotel Carlos.(Miguel Anxo, p. 100)
«El hotel Parque fue un caso aparte y no duró mucho tiempo como tal.»
«El Rogelia tenía mala fama, porque Juan, mi
marido, no admitía niños. Por eso en el pueblo lo llamaban Herodes. Los niños molestaban de noche e incordiaban en el comedor.
Nuestros clientes, cuando se casaban y tenían niños, iban al Esclavo. Al hacerse mayores los hijos,
volvían aquí.»
«Antes de vender solo dábamos camas a los clientes de siempre. Iban a comer fuera, pero servíamos algunas cenas.»
Juan se ocupaba de la administración y atendía a los clientes.El Rogelia tenía fama de buena cocina. No porque su carta fuese muy variada, ya que entonces no se estilaba.
Lucita (a la izquierda) con su equipo y allegados. |
El Rogelia tenía fama de buena cocina. No porque su carta fuese muy
variada, ya que entonces no se estilaba.
Lucita (a la derecha) con su equipo, a punto de servir. |
«Nuestros
clientes, prosigue Lucita, apreciaban el desayuno: café de pota y leche, casi
concentrada, al permanecer la tartera encima de la chapa de la cocina económica
mucho antes de que empezase el servicio del desayuno.»
«Los menús de las comidas consistían siempre en dos platos de primero y otros dos de segundo. Venía la gente de Orense a llevar la empanada de bacalao con pasas que hacíamos. Poníamos el cocido al fuego a las siete de la mañana y se enriquecía despacio durante horas con los productos de nuestros cerdos.»
«Criábamos 22 y hacíamos chorizos normales y de cebola con pasas, que metíamos en grasa. A última hora dejamos de hacer los de cebola, porque daban mucho trabajo.»
Lucita no menciona a ningún cliente en particular. Pero es evidente, que pasó por su comedor “gente conocida”.«Nuestros callos no envidiaban a ninguno de los que se hacían en el pueblo. Yo di recetas. Como no nos dedicábamos al chiquiteo, no teníamos que competir con los riñones de La Gazpara, ni con las especialidades que servían las otras tabernas.»
Nos limitamos a señalar a uno de sus
clientes, a Manuel María:
"Ernesto Alonso Reque Varela {...}, cuando pasó a solo soltero, para satisfacer los años cuarenta, se entretenía a sus amigos con una cuchipanda famosa celebrada en Roxelio." ( Cantigueiro de Orcellón . Fundación Manuel María de Estudios Gallegos. 2016, p. 17).
REPOSTERÍA
«Los jueves y los domingos, añade Lucita, dábamos cañas de postre. Era mi tía “Chucha” Valeiras, hermana de mi padre, la que se ocupaba de ellas.»
«Había clientes, algunos de Sevilla, que se desviaban de su ruta hacia la Coruña para llevar cañas. Se las proporcionábamos, pero les advertíamos que nuestras cañas no servían para llevar. Hoy ya se hacen de otra manera.»
«Al casarse mi tía Chucha con Alfonso Cerviño “Chafallas”, se pusieron por su cuenta y abrieron la pastelería Cerviño.»
1- Ermitas Valeiras "Chucha" . 2 - Auria González (suegra). 3 - Maruja Rodríguez Tesouro . 4 - Modesto Cerviño Pardo (suegro). 5 - Luis Cerviño González (cuñado). 6 - Alfonso Cerviño González "O Chafallas", (esposo). 7 - Clotilde Rodríguez Tesouro "Chata". 8 - Carmiña Caride |
Áurea , Chata, Alfonso y Luís. Carmiña Caride, Serafín y Modesto Cerviño. Preparando el chocolate |
Chucha en los años setenta. |
haciendo rosquillas |
Luis Cerviño |
https://www.youtube.com/watch?v=m1iEYgcLIfM&t=2s
https://www.youtube.com/watch?v=lIz9U25OQ1U
Los pasteleros orensanos celebran a su Patrón en Carballiño. La Voz de Galicia, lunes 30 abril, 2018. |
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